Un camino de mil millas empieza con un solo paso - Lao Tzu

Articles

Latest articles and updates
Tamaño de fuente: +

Turnomatic

Al ir a un supermercado, e incluso en comercios varios (y hasta en oficinas bancarias, últimamente) es necesario coger turno en el aparatito que los dispensa. Es una forma de organizar y evitar conflictos. 
A veces, en nuestra vida, las circunstancias se acumulan, las personas acuden a nosotros y nos vemos un poco agobiados. Para estos momentos, podemos aprender de estos comercios y, mentalmente, colocarnos un turnomatic. Para organizarnos. Para organizar. Para que no nos agobien. 
Dar turnos sirve para saber que hay un orden y que no es caótico lo que hacemos, sino que hay un cierto control. Nosotros, que lo damos, controlamos la situación y no dejamos que nos sobrepase, porque, como en algunas instituciones (médicos, seguridad social, compañías,…) hay un número restringido de números que se reparten. Tampoco nosotros estar todo el día a disposición de los demás, porque nuestros recursos son limitados. 
Dar turnos no es desatender, sino atender cuando mejor podamos. Así calculo mis fuerzas y no dejo que las demandas me sobrepasen. Yo no me siento desatendido cuando llego a un lugar donde me asignan un turno; me puedo sentir más o menos molesto, dependiendo de la prisa que tenga o el turno que me haya correspondido, pero no desatendido. Con las personas ocurre algo parecido. Creo que es mejor demorar para poder atender en condiciones, aunque en algunas ocasiones nos vencen las prisas y queremos abarcar demasiado… y acabamos desatendiendo a todos.  Para esto nos sirve la imagen del turno, para recordarnos que, incluso por respeto a la otra persona, necesitamos organizarnos. Personalmente, en mi consulta, entre persona y persona me doy un tiempo, breve, unos minutos, para desconectar y reconectar. Ellos mismos ya lo conocen y ellos mismos me lo dicen: “esperamos unos minutos”…. Creo que es una forma de respeto a la persona el acto de tomarse un tiempo para atender en condiciones. Lo mismo podemos aplicar a otros ámbitos de la vida… ¿qué es mejor, una conversación apresurada y con monosílabos porque estoy con otras preocupaciones o un “prefiero llamarte luego y hablar tranquilos”? Nuestro día se llena entonces de pequeños dispensadores de turnos que nos recuerdan algo fundamental: cada persona o tarea merece mi atención total. 
A veces, nosotros mismos, ante las cosas que queremos o tenemos que hacer, debemos organizar turnos para llevarlas a cabo, conociendo nuestras limitaciones. Ponerse turnos nos ayuda a saber descansar, a no querer hacer más de lo que podemos. Las tareas se acumulan y tienden a sobrepasarnos en ocasiones. Tratamos de afrontarlas en totalidad y no podemos… es necesario organizarles mediante “turnos”, prioridades, preferencias… Y contando siempre con no implicarnos en más tareas de las que podemos. Personalmente, ha sido el gran aprendizaje de estos años. 
En nuestro día a día, muchas ocasiones nos recuerdan que un dispensador de turnos nos viene bien…
… un compañero me pide que haga un trabajo y yo prefiero acabar el que estoy haciendo… coja turno….
… nos piden horas extras y no podemos… coja su turno….
… los fines de semana nuestra casa es un continuo ir y venir de visitas… cojan turno, señores…. 
… voy a salir y me llaman…coja turno… 
…organizo mi plan de trabajo y alguien viene con urgencia… coja turno… 
Junto al coger turno, nuestra reflexión pasa necesariamente por esperar turno. Esperar es la forma de darnos cuenta de que los demás tienen sus necesidades, que aunque a mí me urja ser atendido, quizá el otro no puede en este momento. Recuerdo que, desde mi experiencia  en la clínica, los padres y madres muchas veces no saben cómo hacer convivir sus necesidades con las de sus hijos y sus urgencias. “Estoy hablando por teléfono y me interrumpe”… “acabo de sentarme y me llama”… “no tengo ni un minuto para mi….”. Me gusta usar, en estas situaciones, la imagen del dispensador de turnos: cuando llegue tu momento, te atenderé. No puedes invadirme y pedir con urgencia todo, debes aprender a respetar que tengo mis necesidades y necesito mis momentos. El padre de una buena amiga tenía su especial forma de entender esto cuando, al llegar a casa, se tomaba unos minutos para desconectar antes de atender a los hijos.  Todos lo sabían y contaban con ello y se respetaba ese tiempo.
Una situación de “esperar turno” puede de la siguiente: quiero quedar con un amigo o amiga para ir al cine y me dice que no puede porque ha quedado previamente y nos propone ir al día siguiente; o cuando decimos a alguien “quiero hablar contigo” y la otra persona nos dice que cuando acabe lo que está haciendo; o buscamos un rato de distracción con nuestro programa de TV preferido… y ya hay alguien viendo otro programa. Nos toca esperar, porque no somos ni los únicos ni los más importantes. 
El camino hacia el sentido pasa por aceptar los ritmos y turnos de la vida. La vida tiene un ritmo que solemos tender a acelerar. Y lo mejor de la vida es vivirla en cada instante, sin prisas, respondiendo a lo que me está preguntando en cada momento. 
Luchar o desesperarse por no conseguir lo que queremos, vivir pensando siempre en lo que va a ocurrir luego, en lo que está por venir…  nos aleja de la posibilidad de encontrar el sentido en el presente. La imagen del dispensador de turnos nos puede venir muy bien en estas situaciones, cuando nuestra mente quiere avanzar e intentar encontrar el sentido general del futuro…el turno nos dice que ahora, este momento, es el que tengo que vivir. La logoterapia apuesta por el presente: “Hay que tener cuidado con la idea de proyecto, de meta, de sentido (dirigirse hacia un propósito). Sin duda que tener un propósito que realizar en el futuro conlleva a la actualización de posibilidades de valor, y que este "ir hacia" plenifica con sentido la vida. Pero, si nos damos cuenta, la plenifica en el aquí y ahora. Y es precisamente en el aquí y ahora donde capto lo valioso de mis posibilidades de realización, de mi potencial de sentido como proyecto. Es imposible vivenciar el sentido del futuro en el futuro, ya que este no existe en lo fáctico, solo como posibilidad.
Quien vive en el futuro deja de vivir el presente. Y en el presente se da la vida. El aquí y ahora no es algo estático, sino un constante devenir. Realmente el ahora representa lo subjetivo del tiempo. 
En palabras del mismo Frankl: ‘La responsabilidad de nuestro ser no lo es solamente en la acción, sino que tiene también que serlo forzosamente en el aquí y ahora’ “(Salomón Paredes, 2014)

 
**Si deseas leer mas de metáforas de Miguel Angel, puedes verlas en su libro: Hacia el sentido: Metáforas, reflexiones y pinceladas educativas 

La Magia de un Abrazo
Mirar al Sol
 

Comentarios

Aún no se han hecho comentarios. Sea el primero en enviar un comentario
Already Registered? Login Here
Guest
Viernes, 02 Mayo 2025

Imagen Captcha